El protocolo social marca la etiqueta requerida, distinguida por el anfitrión, en función de las características o nivel del acto o evento a conmemorar, el lugar y la hora de celebración del mismo, con intención de realzarlo. La recomendación del anfitrión se asentará en la tradición, costumbre, solemnidad y trascendencia del acto.
Alfredo Rodríguez afirma: "La naturaleza del acto al que asistimos: social, oficial, militar, etc; y la calidad en función de qué asistimos: autoridad, invitado, acompañante, marca la etiqueta".
Hasta no hace muchos años, asistir a la ópera, a un concierto o al teatro se asociaba con traje de chaqueta complementado con las joyas correspondientes para las señoras y traje oscuro para los caballeros. Se trataba de actos vinculados a personas pertenecientes a una posición social elevada.
Asistimos a un proceso de liberación de la cultura que ha hecho accesibles a los teatros, musicales y demás a todas las clases sociales. Pero esta accesibilidad ha supuesto una pérdida en la etiqueta requerida para asistir a este tipo de espectáculos, lo que implica una menor importancia de los mismos.
La elegancia se asocia con la discreción, nunca con la ostentación. Vestir de manera recargada no confiere formalidad a un acto, simplemente pone de manifiesto un gusto ordinario o vulgar. La imagen exterior y el aspecto físico influyen mucho en el concepto que se tiene de una persona, la identifica e incluye en un determinado grupo social.
Es frecuente recibir una invitación en la que se requiere una determinada vestimenta. Desatender la solicitud es una manera de llamar la atención, no necesariamente estar en desacuerdo con el atuendo recomendado. Respetar la etiqueta requerida es muestra de la consideración, cortesía y respeto hacia el organizador del acto.
Paloma Bermejo Martínez apunta una interesante reflexión: "Es importante mantener las tradiciones y las normas de respeto que marca la etiqueta. Lo que no resulta adecuado es enjuiciar, obligar, calificar, expulsar o excluir a nadie por su forma de vestir. Por encima de todo está el respeto a la persona. Pero no debemos olvidar nunca que también el respeto está en acudir a un acto de forma adecuada para relacionarse con los demás, para conocer gente interesante, para enriquecerse de una buena conversación y transmitir a los demás que todo eso importa y que lo acompañamos con nuestro aspecto exterior, nuestra forma de vestir y con coherencia entre lo que somos, lo que decimos y, por supuesto, lo que transmitimos".¿Puedo llevar traje corto a una celebración de tarde? Pues depende del evento en cuestión, de los objetivos que persigue, del tono que sigue: informal o desenfadado o, por el contrario, sobrio, formal; de los invitados que recibe, del marco que va a acoger la celebración, y de un sinfín de cuestiones que limitan la respuesta a ofrecer. No se pueden formular preguntas simples al igual que las respuestas tampoco lo deben ser. Han de tener en cuenta otros factores que las condicionan.
La etiqueta femenina o masculina no aconseja el uso de reloj, salvo que sea discreto y clásico, ni de las gafas de sol, a excepción de las graduadas, escogiendo un modelo acorde a la vestimenta portada.
ETIQUETA FEMENINA
La etiqueta femenina se rige por unas características generales, recomendaciones de pautas a seguir. Millares de prendas se ajustan a las cualidades referidas y todas ellas constituyen la etiqueta en la vestimenta de la mujer. De ahí su flexibilidad, condición que no posee la indumentaria formal masculina, sometida a restricciones que permiten poca innovación o aportación personal.
Las características del acto, así como la hora del día a día en que se celebra, marcan la vestimenta a llevar. Siempre es preferible pecar de discreción que de ostentación en la elección de la etiqueta portada.
Una de las características asociadas a ella es la necesidad de llevar medias, finas y combinadas, en tonalidad y composición, con el vestido o la falda que acompañen.
El traje corto, el vestido cóctel y el traje largo se pueden llevar con la mantilla española, prenda generalmente de seda, blonda o lana que incluye elementos de tul o encaje y que se utiliza en procesiones de Semana Santa, audiencias papales, celebraciones taurinas, bodas o funerales.
La evolución de la sociedad ha originado la actualización de ciertos aspectos de la etiqueta, entre ellos, el tradicional vestido corto, prenda de etiqueta femenina diurna, sustituida por el traje corto. La explicación reside en que, tal y como la conocíamos en el pasado, se refería exclusivamente a una ropa que dejaba las piernas, a la altura de las rodillas, al descubierto, falda o vestido. Hoy en día, la utilización de traje corto, incluye la utilización de pantalones como prenda de etiqueta femenina.
TRAJE CORTO
El traje corto es una prenda de mañana que se suele llevar en eventos cuya duración no supera la media tarde. Incluye traje de chaqueta de falda y blazer o pantalón recto y blazer; vestido con chaqueta, abrigo, mantón o chal. En estos dos últimos casos, cuando el vestido sea escotado o de manga corta, largo hasta la rodilla o ligeramente por encima.
Suele ser una prenda con gran colorido, confeccionada en lana, lino, crepe o piqué, que admite la combinación de tonos entre las dos piezas.
Los tejidos de brillo, satén, lentejuelas o cristales de strass no convienen en este tipo de vestimenta.
Los zapatos, de piel, finos y suela delgada, de media altura, cerrados o descubiertos en el talón; acepta el calzado plano, combinado con un bolso pequeño o mediano, de materiales diversos.
El traje corto armoniza con sombrero, tocado o pamela, prenda típicamente diurna, de elegantes combinaciones y tamaño razonable. El escote, siempre discreto y la espalda cubierta.
Los complementos -joyas y bisutería de calidad- juegan un papel fundamental, otorgándole al traje mayor o menor formalismo. Si bien debe primar la moderación en su elección.
El traje corto admite condecoraciones en miniatura que se pondrán en la solapa izquierda de la chaqueta.
TRAJE CÓCTEL
Prenda de noche para vestir al aire libre o en sitios cerrados; también es posible vestirlo de día en eventos de gran formalidad. Consta de dos piezas: blazer y falda o abrigo y vestido, siendo el largo máximo hasta media distancia entre la rodilla y el tobillo.
Confeccionado en tejidos de calidad, nobles y ligeros, admite bordados, incrustaciones de pedrería o algún otro detalle lujoso. El sombrero, de pequeño tamaño; inclínate mejor por un tocado.
Los zapatos, de tacón medio o alto (incluso plano), combinados con el bolso, pequeño de metal, carey o tela con pedrería.
Las joyas y la alta bisutería completan y realzan el vestuario aportándole el toque personal. Es adecuado llevar condecoraciones en miniatura.
VESTIDO LARGO
Conocido igualmente por traje de noche, es la prenda de gala por excelencia, la máxima etiqueta femenina. Vestido largo hasta los pies, cubriendo éstos, confeccionado en tela de gran calidad: sedas naturales, rasos, crepes, encajes o terciopelos, con incrustaciones en pedrería o lentejuelas acompañadas de zapatos de tacón alto y fino, sandalias o mules a juego con bolso de mano de tela con pedrería, brocados, etc.
Lujosos diseños caracterizados por grandes escotes, tirantes, espaldas descubiertas, distinguidos guantes largos, envueltos por abrigos de visón, mantones o chales y culminados por elaborados peinados y sofisticado maquillaje.
El negro sigue siendo el color estrella, uno de los modelos más elegantes y el más escogido, predominando los tonos oscuros; la noche se oscurece.
El vestido largo se complementa con joyas de gran calidad, perlas y diamantes, principalmente. Las condecoraciones en tamaño natural se visten de etiqueta en el lado izquierdo, ligeramente por encima del pecho.
Yves Saint Laurent creó en 1966 el smoquin femenino, diseño precioso adaptado al cuerpo de la mujer "cerrando las líneas y creando curvas en un atuendo eminentemente lineal". Si nunca vistes vestido o falda, recurre a este modelo, elegante y distinguido.
Guapísima! Qué nivel! Fantástico megapost y muy bien documentado. Me encanta la gente que sabe vestirse o arreglarse adecuadamente según la ocasión. De ahí que me vuelvan loco épocas pasadas donde el protocolo en el vestir era más riguroso que el actual. El glamour de las actrices de los años 50..., los vestidos de finales del siglo XIX... No entiendo la gente que viste igual para ir a un teatro que para ir a hacer la compra al Alimerka... En fín..., para eso está la moda, para disfrutar de ella y cambiar de estilo en cada momento que sea necesario. Un besazo http://nosoydignodetuamor.blogspot.com/
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