Hoy me gustaría hablaros de nuestra estancia en otro de los principales destinos turísticos de Estados Unidos gracias a sus zonas comerciales y vacacionales, pero sobre todo, gracias a sus casinos. Me estoy refiriendo a Las Vegas, la ciudad más grande del estado de Nevada y capital por excelencia del entretenimiento mundial.
Nos alojamos en el histórico y mundialmente famoso Flamingo, el primer hotel de lujo construido en Las Vegas en el año 1946 (fue precisamente en este hotel donde se rodó la versión original de "Ocean's Eleven en 1960).
A día de hoy, lo mejor de este hotel es sin duda su ubicación privilegiada en pleno corazón de la ciudad. Puede decirse que el Flamingo es el auténtico centro de la vida del Strip, conocido oficialmente como Las Vegas Boulevard (la calle más importante de la urbe; una zona viva las 24 horas de día donde se encuentran los casinos y los hoteles más famosos de las Vegas, lo que la convierte en una de las avenidas más fotografiadas y visitadas del mundo).
La mejor hora para recorrer el Strip (de unos 4 kilómetros de longitud) y disfrutar de su ambiente, es al atardecer, cuando Las Vegas se viste de Gala.
El hotel cuenta con un hábitat salvaje que incluye flamencos, pingüinos y otras especies de aves y peces que puede visitarse gratuitamente durante el día.
Vestido Coral: Motufashion (aquí).
Sandalias: Patricia Miller.
brazalete: Bershka.
En el magnífico complejo de piscinas Go Pool del hotel, de temática tropical, no solo no se estaba de fábula, sino que pude sentirme parte del ambiente más popular de Las Vegas. Y es que las fiestas temáticas en la piscina son organizadas por algunos de los mejores DJ' s de la ciudad y el mejor lugar para ver y ser visto.
Bikini rayas: Motufashion (aquí).
Los casinos de los hoteles (incluido el del nuestro) estaban conectados entre ellos por monoraíles o pasadizos subterráneos (como éste) con aire acondicionado que repele las agobiantes temperaturas de la ciudad.
Vestido Bandage: Motufashion (aquí).
Zapatos de Plataforma Blancos: MotuFashion (aquí).
Por el día, aprovechábamos para visitar el interior de los hoteles más emblemáticos (una experiencia en sí misma), muchos de los cuales eran temáticos, como el Caesars Palace, con apariencia de templo romano estirado hasta ser convertido en un rascacielos, que seguro también os sonará porque sobre él se han hecho desde películas hasta vídeo juegos.
Por el día, aprovechábamos para visitar el interior de los hoteles más emblemáticos (una experiencia en sí misma), muchos de los cuales eran temáticos, como el Caesars Palace, con apariencia de templo romano estirado hasta ser convertido en un rascacielos, que seguro también os sonará porque sobre él se han hecho desde películas hasta vídeo juegos.
Al caer la noche, me encantaba acercarme al siempre romántico hotel París, cuyo conjunto, con su palacio francés, su Torre Eiffel de 140 metros de altura (el estandarte del hotel) y su Arco del Triunfo en miniatura, recreaban una pequeña parte de la Ciudad de la Luz.
En el interior del hotel se respiraba el mismo romanticismo que al pasear por la capital europea: bonitas edificaciones, pastelerías de calidad y algunos de los mejores restaurantes de las Vegas.
Otro de mis hoteles favoritos para cenar era El Venethian, con paseo en góndola por el canal incluido mientras el gondolero cantaba una serenata, que recrea lugares como el Gran Canal, el Puente Rialto, el Campanile y la Plaza de San Marcos.
Después de cenar, siempre era un placer gozar del espectáculo del Bellagio, lujoso hotel de 5 diamantes, cuyas fuentes bailan cada noche al son de la música de Frank Sinatra y Elvis Presley.
Y es que, para cualquier visitante "no ludópata", lo mejor de Las Vegas son sin duda los distintos shows. Magos como David Copperfield (uno de los mejores del mundo) y artistas de la talla de Elton John o Madonna, entre otros, presentan sus espectáculos a lo largo de todo el año. El Mirage (tematizado en la Polinesia), sin ir más lejos, cuenta con un espectáculo homenaje a los Beatles creado por el Cirque du Soleil. Su volcán es, junto con las fuentes del Bellagio, una de las atracciones gratuitas más famosas de la ciudad del pecado y que más visitantes atrae. Aunque no es tan espectacular como las fuentes, no deja indiferente a nadie.
Otro de los hoteles que también me sorprendió, con una de las mejores fachadas de Las Vegas, compuesta por miniaturas de edificios emblemáticos de Nueva York como el Empire State o el edificio Chrysler y una pequeña Estatua de la Libertad, fue el New York New York. Alrededor de éste se encuentra la montaña rusa Roller Coaster (una atracción que alcanza los 100 km/h). Es un hotel indicado especialmente para gente joven, con pubs en su interior como el Bar Coyote (ideal para tomar la primera copa) al que fuimos una de las noches que salimos de fiesta.
Como veis, Las Vegas es un destino ideal para muchas cosas y una de ellas es ir de compras. Al margen de la zona comercial de los hoteles, con sus distinguidas boutiques, están los Premium Outlets y Outlet Center (dos centros comerciales, uno al norte y otro al sur de la ciudad, con unas 150 tiendas de reconocidas marcas como Calvin Klein, DNKY, Hugo Boss, Tommy Hilfiger, Polo Ralph Lauren, Nike, Reebok o Adidas, con descuentos permanentes todo el año, así como un pequeño recinto con diversos locales de comida rápida). Una muy buena opción si se quiere volver con las maletas llenas.
Como broche final a nuestra estancia en "la capital de las segundas oportunidades" mi marido y yo decidimos renovar nuestros votos, aprovechando que este año se han cumplido 5
desde nuestro enlace, de una forma divertida y original en la capilla nupcial Elvis Chapel, pero eso bien merece una entrada especial, así que os lo contaré con más detalle en el post de mañana.
Porque ¿acaso hay algo más típico que una boda temática en Las Vegas donde te case y te cante el propio Elvis?
Y es que...
¡Lo que pasa en Las vegas, se queda en Las Vegas!