En el tramo de hoy de nuestra gran "aventura americana" (unos 380 kilómetros aproximadamente), nos esperaban El Gran Cañón y El Monument Valley, ambos impresionantes.
El Gran Cañón, también conocido como el Cañón del Colorado, situado en su mayor parte dentro del Parque Nacional del Gran Cañón, en el norte de Arizona (uno de los primeros parques naturales de los Estados Unidos), es una escarpada garganta excavada por el propio río Colorado que discurre por su fondo (cuyo cauce, con su fuerza, socavó espectacularmente el terreno durante millones de años hasta llegar a esculpirlo de esta guisa), que ofrece al visitante un paisaje alucinante.
Fijaros en esta panorámica del Cañón, de dimensiones gigantescas y gran profundidad, como veis, donde se observan claramente los estratos, ¿no es imponente? Por algo lo consideran una de las maravillas naturales del mundo y no es de extrañar que se haya convertido en uno de los lugares más visitados de Estados Unidos.
Un dato: el Gran Cañón presenta rocas que se cuentan entre las más antiguas de la Tierra. Algunas del fondo de las gargantas están datadas en 1.700 millones de años.
Dejando atrás la grandeza de este lugar de belleza excepcional, único en el mundo, nos dirigimos al Valle de los Monumentos, famoso por sus curiosas formaciones de mesas, en la frontera sur de Utah con Arizona.
Sin duda reconoceréis esta estampa tan reveladora, pues ha servido de escenario natural para el rodaje de innumerables películas cinematográficas (es el espacio por antonomasia del clásico western y todo un símbolo de las películas del genial John Ford, como "La diligencia", "Centauros del desierto" y "El gran combate", entre otras) y anuncios como el mítico de la marca de cigarrillos Marlboro. Por citar algunos ejemplos más recientes, es el lugar en el que aterrizaba Marty McFly cuando viajaba a 1885 en "Regreso al futuro III", la zona en la que entrenaba Tom Cruise al principio de "Mission: Impossible II", el desierto que atravesaban Dennis Hopper y Peter Fonda en "Easy Rider"…
Camiseta: Compañía Fantástica.
Shorts: venca.
Calzado: Quechua (Decathlon).
Gafas: Hartford (Navarro Óptico).
Gorra y pañuelo: Tienda local.
Los atardeceres son extraordinarios. Por suerte, llegamos con tiempo para disfrutar de un sobrecogedor atardecer en el icónico "salvaje oeste"; momento éste en que los colores rojizos y ocres que caracterizan estas tierras, muestran su mejor cara.
Vestido blanco: Motufashion (aquí).
Botas de piel con flecos: Exé (Nimu).
Pendientes: Blanco.
Nos alojamos en The View Hotel, el único hotel construido dentro del propio Parque y regentado por indios navajos. Ideal para recorrer las atracciones naturales de esta reserva llamada Navajo Tribal Park y deleitarnos con los monolitos (verdaderas obras de arte) esculpidos por los vientos durante millones de años. Todas las habitaciones gozaban de un balcón con fascinantes vistas al exterior, dignas de las películas de Hollywood, que permitía al huésped contemplar las estrellas por las noches
y saludar al sol al amanecer, sintiendo una paz y una serenidad nunca antes experimentada.
Esa misma mañana, nos pusimos de nuevo en marcha, rumbo a Mexican Hat, nuestro siguiente destino, junto a la frontera norte de la nación navajo y de Monument Valley y nos tomamos una fotografía justo en este punto (en la milla 13 de la carretera 163 entre Arizona y Utah). Una vista que a muchas de vosotras os será familiar, pues se corresponde con la escena de la película "Forrest Gump" en la que Forrest, tras haber estado corriendo durante tres largos años (de este a oeste), decide sencillamente dejar de correr y volver a casa porque, según él, está cansado.
Para completar otro día redondo, hicimos una visita de lujo con un guía navajo por Antelope Canyon (El Cañón del Antílope), en el municipio de Page (en el norte de Arizona), junto al área recreacional de Glen Canyon, a orillas de Lake Powell; uno de los cañones estrechos más visitados y fotografiados del sudoeste estadounidense. La formación geológica en cuestión se ha ido horadando debido al paso de corrientes de agua a través de un proceso de epigénesis durante miles de años y sus paredes llegan a alcanzar los 40 metros de altura en algunos puntos.
Fijaos cómo penetra la luz a través de sus sinuosas paredes, llenas de magia y suavidad, que hacen de este estrechísimo y abigarrado cañón un enclave singular.
En definitiva: una experiencia realmente maravillosa, casi, casi espiritual.
Que bonito todo, me encanta...jooo que envidia
ResponderEliminarSí, Ana; en persona, impresionaba.
EliminarUn abrazo.
Mágico y Espectacular!! Que pasada!!
ResponderEliminarVerdad que sí?
EliminarUn abrazo.
Qué paisajes más espectaculares!!!desde luego qué de maravillas hay por el mundo!!una pasada!!:)
ResponderEliminarBesazoss guapa!!
http://dulcecalabacita.blogspot.com
Desde luego, Eva. Hay tanto que ver...
EliminarUn abrazo.
Que envidia de viaje, es uno de los que tengo en mi lista de imprescindibles ;) las fotos son preciosas y el paisaje es mágico, parece mentira las cosas tan bonitas que hace la naturaleza!
ResponderEliminarUn beso guapa!
http://www.elvestidordefanny.blogspot.com.es
Yo siempre digo que este es un viaje que hay que hacer al menos una vez en la vida, Fanny.
EliminarUn abrazo.
La verdad que es lamentable que pongas todas tus fotos de tu viaje personal en un blog, donde las ven todo el mundo. ya nos enteramos de donde estuviste lo que hiciste etccc
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