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viernes, 6 de enero de 2012

LA ELEGANCIA Y EL SABER VESTIR

Elegancia es vestir de forma adecuada a cada ocasión, seleccionando las prendas que más favorezcan, potenciando la belleza natural de cada uno, resaltando las cualidades y disimulando los defectos. Conocer nuestro cuerpo permite seleccionar texturas, colores y realizar combinaciones favorecedoras.


La comodidad constituye una cualidad imprescindible en la elegancia. Implica sentir confort con la indumentaria que se porta y, por lo tanto, sentirse bien. Y lo que es más importante: verse bien.


Ésta se manifiesta en el peinado, favorecedor y oportuno; en el conocimiento de la silueta, desarrollando los puntos fuertes con ingenio y creatividad; en los complementos acertados y combinados con el traje; en la aplicación de la moda personalizada, adaptada a cada uno; en la selección del estilo adecuado a la personalidad. Implica armonizar moda, gusto e identidad y ser consecuente con tu forma de pensar y de actuar.


Elegancia es serenidad, simplicidad (sin llegar a la severidad), sencillez, comodidad, seguridad y naturalidad. Es equivalente a finura, gentileza, distinción, gusto, belleza, delicadeza y estilo. Atributos como fingimiento, ostentación o frivolidad atentan contra su naturaleza, desarrollo y consecución.



Saber vestir implica buen gusto y sentido común. Y el respeto a unas recomendaciones basadas en estándares de estilo y gracia. La elegancia tiene muchas formas.


Por las mañanas, generalmente, se viste ropa práctica y cómoda, respetando el gusto personal de cada uno. A medida que avanza el día, se impondrá e estilo propio; lo pragmático deja paso a la originalidad aplicando armonía entre prendas, accesorios, peinado y maquillaje.


La elegancia en el vestir no implica desterrar o eliminar de nuestra indumentaria los colores alegres, llamativos o estimulantes, sino emplearlos con pericia y mesura.


Elude la sensación de llevar un atuendo muy estudiado, pues resulta artificial y poco espontáneo; capea las tendencias de moda, opta por la singularidad de tu vestuario. No prescindas de colores llamativos, apuesta por ellos en los complementos, y silencia la ropa interior: recurre a prendas que acompasen tus movimientos.


DECÁLOGO DEL SABER VESTIR:
  1. Lo útil y práctico no está reñido con la elegancia.
  2. La indumentaria se adapta a las características físicas, al gusto y a la edad.
  3. Seleccionar ropa favorecedora potenciando las zonas fuertes.
  4. vestir de acuerdo a las circunstancias del momento en cuestión, la actividad que se realiza, cuándo, dónde y con quién.
  5. Recurrir a los complementos para realzar la vestimenta, conjuntándola con ésta.
  6. Cuidar la manera de llevar la ropa, evitando la dejadez.
  7. Los colores claros predominan por el día, la noche se oscurece.
  8. Huir de la extravagancia y de la ostentación.
  9. Vestir acorde a la actividad que se vaya a realizar.
  10. Respetar la indumentaria solicitada por el anfitrión del evento al que asistamos.

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