Elegancia es vestir de forma adecuada a cada ocasión, seleccionando las prendas que más favorezcan, potenciando la belleza natural de cada uno, resaltando las cualidades y disimulando los defectos. Conocer nuestro cuerpo permite seleccionar texturas, colores y realizar combinaciones favorecedoras.
La comodidad constituye una cualidad imprescindible en la elegancia. Implica sentir confort con la indumentaria que se porta y, por lo tanto, sentirse bien. Y lo que es más importante: verse bien.
Ésta se manifiesta en el peinado, favorecedor y oportuno; en el conocimiento de la silueta, desarrollando los puntos fuertes con ingenio y creatividad; en los complementos acertados y combinados con el traje; en la aplicación de la moda personalizada, adaptada a cada uno; en la selección del estilo adecuado a la personalidad. Implica armonizar moda, gusto e identidad y ser consecuente con tu forma de pensar y de actuar.
Elegancia es serenidad, simplicidad (sin llegar a la severidad), sencillez, comodidad, seguridad y naturalidad. Es equivalente a finura, gentileza, distinción, gusto, belleza, delicadeza y estilo. Atributos como fingimiento, ostentación o frivolidad atentan contra su naturaleza, desarrollo y consecución.
Saber vestir implica buen gusto y sentido común. Y el respeto a unas recomendaciones basadas en estándares de estilo y gracia. La elegancia tiene muchas formas.
Por las mañanas, generalmente, se viste ropa práctica y cómoda, respetando el gusto personal de cada uno. A medida que avanza el día, se impondrá e estilo propio; lo pragmático deja paso a la originalidad aplicando armonía entre prendas, accesorios, peinado y maquillaje.
La elegancia en el vestir no implica desterrar o eliminar de nuestra indumentaria los colores alegres, llamativos o estimulantes, sino emplearlos con pericia y mesura.
Elude la sensación de llevar un atuendo muy estudiado, pues resulta artificial y poco espontáneo; capea las tendencias de moda, opta por la singularidad de tu vestuario. No prescindas de colores llamativos, apuesta por ellos en los complementos, y silencia la ropa interior: recurre a prendas que acompasen tus movimientos.
DECÁLOGO DEL SABER VESTIR:
- Lo útil y práctico no está reñido con la elegancia.
- La indumentaria se adapta a las características físicas, al gusto y a la edad.
- Seleccionar ropa favorecedora potenciando las zonas fuertes.
- vestir de acuerdo a las circunstancias del momento en cuestión, la actividad que se realiza, cuándo, dónde y con quién.
- Recurrir a los complementos para realzar la vestimenta, conjuntándola con ésta.
- Cuidar la manera de llevar la ropa, evitando la dejadez.
- Los colores claros predominan por el día, la noche se oscurece.
- Huir de la extravagancia y de la ostentación.
- Vestir acorde a la actividad que se vaya a realizar.
- Respetar la indumentaria solicitada por el anfitrión del evento al que asistamos.
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